La psicología de la inversión
Cómo nos afecta a la hora de tomar nuestras decisiones financieras y consejos a tener en cuenta
Recuerdo cuando hice en su día el curso de inversión de Alejandro Estebaranz y uno de los temas que más me gustó fue el de la psicología de la inversión. Es un tema al que no solemos darle la importancia que tiene, pero para mí es clave para ser un gran inversor y tener buenos rendimientos sostenibles en el tiempo.
La psicología juega un papel crucial en las decisiones que tomamos como inversores. La capacidad de controlar nuestras emociones y entender los sesgos mentales que afectan nuestro comportamiento pueden ser un factor decisivo para conseguir ser o no un buen inversor.
Cuando nos sumergimos en el mundo de la inversión en bolsa, nos enfrentamos a la influencia de dos emociones poderosas: el miedo y la codicia. Son dos tipos de emociones que debemos poder controlar ya que de lo contrario podemos llegar a tomar decisiones impulsivas y fuera de ninguna lógica, como vender cuando una acción baja mucho, comprar cuando sube mucho sin realizar ningún tipo de análisis de la situación tanto de la empresa en cuestión como del mercado en general. Pongamos como ejemplo dos situaciones muy frecuentes en nuestro trayecto como inversores:
FOMO (Fear of Missing Out): Lo hemos oído (y vivido) muchas veces. El temor a perdernos oportunidades de ganar dinero rápido es uno de los sesgos psicológicos más comunes. Cuando vemos una tendencia alcista en una acción, sentimos la presión de "no quedarnos atrás", lo que nos lleva a comprar acciones de una empresa porque está de moda o porque está subiendo mucho, sin pararnos a analizar la empresa en sí, su modelo de negocio, si cotiza cara o barata, etc. Es un factor clave analizar en detalle las empresas en las que invertimos y no comprar sólo porque lo diga alguien en Youtube o en una tesis de Substack.
Miedo al Riesgo: En momentos de volatilidad del mercado, los inversores podemos llegar a entrar en pánico y vender nuestras acciones por miedo a perder dinero, esto nos puede llevar a menudo a incurrir en pérdidas innecesarias. Este comportamiento responde al sesgo de aversión a la pérdida, que indica que las personas tienden a sentir el dolor de una pérdida más intensamente que la alegría de una ganancia equivalente. Es algo que tenemos que aprender controlar. No hay nada mejor para vencer al miedo que el conocimiento. Saber bien lo que llevamos en cartera y conocer el entorno macro en el que nos movemos.
Sesgos Cognitivos que Afectan a los Inversores
Los sesgos cognitivos son atajos mentales que nos afectan la toma de decisiones de manera irracional. Es interesante dar un repaso rápido a estos conceptos ya que ello puede puede ayudarnos a evitar dichas situaciones y tomar decisiones más basadas en datos y estrategias:
Sesgo de Confirmación
Ocurre cuando los inversores buscamos información que confirme nuestras ideas preconcebidas en una tesis de inversión por ejemplo y tratamos de evitar la información contraria a la tesis.
Para evitar esto, nada mejor que escuchar la opinión de otros inversores que no comulguen con nuestra tesis de inversión, esto puede hacerte ver cosas que tú no has visto por tu cuenta, es un ejercicio enriquecedor porque con ello puedes pulir aún más tu tesis o incluso replanteártela en caso de que hayas obviado algo importante y otras personas lo hayan visto y tú no.
Exceso de confianza
El sesgo de exceso de confianza en los inversores es una tendencia psicológica en la que los inversores podemos llegar a sobreestimar nuestra habilidad, conocimientos o capacidad para analizar empresas, predecir lo que va a hacer el mercado, etc. Esto puede llevar a tomar decisiones de inversión equivocadas, ignorando riesgos que no sabemos detectar y teniendo como consecuencia malas decisiones de inversión y pérdidas importantes. Creerse más listo que nadie, hablando claro.
Y cómo evitamos este sesgo? Con la formación, ni más ni menos. Para conducir un coche necesitamos un carnet de conducir. Pues para invertir en bolsa necesitamos también un “carnet“. Y hoy en día tenemos muchas herramientas para sacarnos este carnet. No solo con la formación oficial en universidades (carreras, masters, etc), sino también en formaciones que han ido apareciendo en los últimos años y con los que podemos aprender a analizar empresas e invertir en bolsa, como es el caso de los cursos de Arte de Invertir o los cursos de LWS. Tenemos que aprender a analizar una empresa, su modelo de negocio, los riesgos de la tesis, su valoración.
Sesgo de Anclaje
Este sesgo se refiere a la tendencia de los inversores a fijarse en un valor de referencia, como el precio de compra de una acción, y basar sus decisiones en ese punto. Otros anclajes pueden ser la previsiones de los analistas respecto al crecimiento en una empresa, en un sector o una valoración pasada de la acción de una empresa. El cerebro humano tiende a aferrarse a la primera información que recibe.
El problema es que aunque la situación de la empresa o del mercado cambie y haya nueva información relevante, los inversores pueden seguir influenciados por este ancla inicial, lo que afecta sus decisiones financieras. Nos cegamos con un dato en concreto y no vemos nada más.
Para evitar este sesgo, nada mejor que revisar cada X tiempo nuestras tesis de inversión de las empresas que llevamos en cartera, fijarnos objetivos claros a la hora de vender o comprar una acción, comentar las tesis con otros compañeros de inversión para compartir impresiones, datos, etc
Sesgo de aversión a la pérdida
Ya lo hemos mencionado antes. Es una tendencia en la cual los inversores tienen tanto miedo a las pérdidas que se centran en intentar evitarlas más que en obtener ganancias. Cuanto más pérdidas se experimentan, más probabilidades hay de volverse propenso a la aversión a las pérdidas.
Este sesgo lleva a muchos inversores a mantener en cartera acciones que están en pérdidas con la esperanza de que se recuperen, lo que puede aumentar las pérdidas potenciales.
A su vez, este sesgo lleva a los inversores a vender acciones ganadoras antes de tiempo por miedo a que vuelvan a bajar. Esta tendencia limita el potencial crecimiento y la aparición de las famosas “multibaggers”.
Aquí también es clave conocer en detalle la tesis de inversión, su valoración, y comprender los factores por los cuales la acción está subiendo o bajando, si está condicionado más por factores internos o externos.
Aquí hay un lema muy conocido y con el cual estoy bastante de acuerdo: Corta las malas hierbas pero nunca cortes las flores.
El Ciclo Emocional del Mercado
El ciclo emocional del mercado es una representación visual de cómo las emociones van evolucionando en los inversores a medida que el mercado sube y baja. En un mercado alcista, el optimismo y la euforia pueden nublar el juicio, mientras que en un mercado bajista, el pesimismo y el miedo pueden hacer que los inversores vendamos en el peor momento.
Es clave conocer las diferentes etapas de este ciclo:
Optimismo: El mercado sube y los inversores nos sentimos optimistas sobre el futuro.
Excitación y Euforia: Los precios de las acciones alcanzan niveles máximos y los inversores creen que las ganancias continuarán indefinidamente. En este momento el riesgo de una corrección o burbuja es alto.
Ansiedad y Negación: Cuando los precios comienzan a caer, los inversores se sienten ansiosos, pero muchos se niegan a aceptar que el mercado ha cambiado y esperan que vuelva a recuperar.
Miedo y Pánico: En esta fase, el mercado cae significativamente y los inversores se ven atrapados por el miedo, lo que lleva a la venta masiva en el peor momento.
Depresión y Desesperanza: Los precios han tocado fondo y los inversores sienten que la recuperación es imposible y que el mercado no volverá a subir.
Esperanza y Recuperación: Después del pánico, los mercados se estabilizan y comienza un ciclo renovado de crecimiento.
Seguro que cuando habéis leído esto os habéis sentido identificados. Esto es la bolsa, ciclos. Y en la bolsa operamos personas, y el factor emocional es clave y los patrones se repiten y se seguirán repitiendo en los diferentes ciclos por los que vayamos pasando.
Consejos para superar los Desafíos Psicológicos
La inversión requiere un enfoque disciplinado que nos evite dejarse llevar por las emociones.
Aquí os dejo algunos consejos y estrategias que ya os he ido avanzando a lo largo del artículo para mitigar el impacto psicológico en las decisiones de inversión que tomemos:
Educación Financiera y Análisis Objetivo: La educación financiera es clave para ayudarnos a tomar decisiones más racionales. Al saber analizar bien una empresa y el mercado, seremos capaces de basar nuestras decisiones en datos en vez de emociones.
Estrategia y perspectiva de largo plazo: Tener una estrategia de inversión bien definida y con el foco en el largo plazo es un factor clave para mantener la calma en momentos de alta volatilidad del mercado. El mercado en un día, en una semana o un mes puede hacer cualquier cosa, y la mayoría de las veces por factores externos a la empresa. Pero las buenas empresas con buenos negocios en el largo plazo lo hacen bien sí o sí. Otro consejo básico es no meter en bolsa dinero que necesites en el corto plazo (1-2 años). Ten aparte un dinero ahorrado como colchón de seguridad para imprevistos, y dedica a la inversión aquel dinero que no vayas a necesitar ese corto plazo.
Diversificación: Tener una cartera bien diversificada no sólo es una buena estrategia de inversión sino que nos ayuda a reducir la ansiedad ante caídas de las acciones que llevemos en cartera. Nunca estamos exentos de cometer un error de inversión, pero no es lo mismo cometerlo en una acción que supone el 40% de tu cartera que en una acción que supone el 4%., y nuestras reacciones no serán iguales.
En mi caso, yo soy partidario de llevar una cartera diversificada, sobre todo cuanto tu patrimonio invertido en bolsa ya alcanza un cierto nivel es algo obligatorio en mi opinión. Diversificar entre 15 y 25 acciones. Para mí ese es el rango perfecto y es en el que me suelo mover yo. Y si quieres diversificar pero no tienes tiempo de seguir 20 empresas, pues lo mejor es que inviertas en fondos de inversión, una cartera con una parte de fondos de gestión activa y otra parte con indexados y listo.
Revisar nuestra tesis de inversión: Revisar regularmente las inversiones y ajustar nuestra estrategia según los objetivos y cambios en el mercado puede ayudarnos a evitar decisiones impulsivas. Una vez invertimos en una empresa tenemos que hacer un seguimiento en cuanto a resultados, valoración, mercado etc. Lo decíamos antes, que nuestras decisiones estén basadas en datos, no en emociones.
No mirar el broker cada 5 minutos: Esto es de lo más complicado, ya que tenemos hoy en día más herramientas que nunca para ver como van los mercados. Pero de igual modo que los que tenemos una casa en propiedad no miramos el valor de mercado de nuestra casa cada 5 minutos, tampoco debemos hacerlo con nuestras acciones. Con mirar las cotizaciones al final del día debe ser más que suficiente para saber cómo va la bolsa. Veo mucha gente que se obsesiona con lo que hace la cotización al minuto, y es algo que no solo es inútil si no que nos puede machacar mentalmente en aquellos días que la bolsa baja. No voy a decir que miréis las cotizaciones sólo al final de la semana o al final del mes, porque a los que nos gusta esto es algo imposible, pero con mirarlo al cierre es más que suficiente.
Conclusión
La psicología tiene un impacto profundo en nuestro comportamiento como inversores particulares. Entender cómo las emociones y los sesgos cognitivos influyen en la toma de decisiones es crucial para mejorar los resultados financieros. Al desarrollar una mayor conciencia sobre estos factores y adoptar una mentalidad disciplinada y basada en datos, los inversores podemos reducir los riesgos asociados con las decisiones impulsivas y aprovechar mejor las oportunidades del mercado. Una buena inversión no solo requiere conocimiento técnico (Formación), sino también una sólida fortaleza emocional.
A su vez, aquí es clave conocernos bien a nosotros mismos y establecer una estrategia de inversión basada en análisis y datos y con la que estemos agusto y que nos permita dormir tranquilos por las noches.
En mi caso personal, el aspecto psicológico de la inversión es algo que he ido aprendiendo con la experiencia en los mercados. Esta experiencia, junto con la formación, un cierto grado de diversificación y el foco en el largo plazo hacen que navegar por estos entornos de la bolsa a veces hostiles sea mucho más llevadero mentalmente.
Buenas tardes,
Muchas gracias por este artículo tan interesante y por tu trabajo.
Saludos.
Que se dedique espacio para hablar de la mentalidad que debemos tener como inversores nunca sobra. Deja que me atreva a sugerir que hablemos también de modelos mentales como herramienta complementaria para nuestra psicología. Saludos y gracias.