Impacto de las políticas de Trump en el petróleo
En tan sólo los dos primeros días de su presidencia, Trump firmó más de 200 órdenes ejecutivas alterando el panorama político, social y económico del país y, por ende, del mundo entero.
Como bien saben, en Catsañar tenemos una exposición bastante alta a Canadá, Estados Unidos y, en concreto, a dos sectores que han estado en el punto de mira últimamente: el petróleo y la construcción. Como no podía ser de otra manera, nuestras empresas han sufrido los vaivenes del mercado estas pasadas semanas. Sin embargo, conforme la razón empieza a imperar y la incertidumbre a disiparse, el mercado poco a poco va poniendo de vuelta todo en su sitio.
Una de las políticas más controvertidas ha sido la supuesta imposición de aranceles a todos los productos importados de Canadá y México, incluyendo el petróleo. Entre estos tres países existe un área de libre comercio similar a la que disfrutan los países pertenecientes a la Unión Europea. Desde 1994 el tratado de NAFTA —después reemplazado por USMCA en 2020— aseguraba el comercio sin aranceles en Norteamérica. La amenaza de Trump de imponer aranceles a estos dos países no era banal, y atentaba directamente al libre comercio que han disfrutado estos países durante los últimos 30 años. Sin embargo, como ya dejó claro en su primera legislatura, Trump tiene una manera muy particular de hacer política.
Tuve la oportunidad de vivir tres años en Estados Unidos, que coincidieron con su primer mandato. Fueron años muy convulsos, principalmente debido al COVID, pero también debido a movimientos sociales como fueron “Black Lives Matter” —con sus consiguientes disturbios y revueltas— y el asalto al capitolio del 6 de enero. ¿Cómo gobernó Trump y gestionó estos sucesos? Simplificando muchísimo, podríamos resumirlo como una política que está a caballo entre “mucho ruido y pocas nueces” y “Pedro, ¡que viene el lobo!”. Y es justamente eso lo que hemos visto en estos primeros meses desde que fue elegido el pasado noviembre.
Creo sinceramente que esta amenaza de aranceles no es más que eso, una amenaza, y que en caso de imponerse será de manera temporal. Un arma para hacer política exterior utilizando la mejor baza que tiene Estados Unidos: su economía. Y como muestra un botón: Trump ha conseguido que Colombia hasta le preste el avión presidencial para la repatriación de inmigrantes. Por de pronto hemos visto cómo los aranceles al O&G eran de menor cuantía que al resto de bienes. Y en caso de que este martes finalmente se ejecuten (con Trump hasta el último momento todo puede pasar), estará por ver la duración de los mismos. Por último, no olvidemos que la imposición de aranceles tendría un impacto inflacionario, y éstas serían pagadas por el consumidor final estadounidense, el pueblo.
¿Por qué creo que el petróleo canadiense va a ser una excepción?
El 60% del petróleo que importa Estados Unidos lo hace de Canadá. Es decir, no solo Canadá tiene un arma muy fuerte de negociación, sino que imponer unos aranceles sobre el petróleo sería como dispararse a uno mismo en el pie. Estados Unidos lleva muchos años luchando por obtener la independencia energética. Con la cuenca del Permian con una producción decreciente, no veo factible que Estados Unidos se auto-infrinja esta herida. Y más, cuando ya ha dicho públicamente que bajar el precio del petróleo es uno de sus objetivos presidenciales.
Pero imaginemos por un momento que Estados Unidos deja de importar el petróleo de Canadá, ¿de dónde más podría importarlo? Hay que tener en cuenta dos factores, principalmente. Por un lado, Estados Unidos importa el petróleo de Canadá a través de tuberías, es decir, a través del medio más barato que existe. Por otro lado, las refinerías que tiene Estados Unidos están construidas para refinar el tipo específico de petróleo de Canadá (heavy oil). ¿Qué otros países tienen dicho tipo de petróleo? Pues mayoritariamente Venezuela y Colombia. Pero, ambos dos países no disponen actualmente ni de la infraestructura, ni de la producción, que Estados Unidos necesitaría. Por no mencionar que el coste de importación sería mucho más alto por tener que realizarse a través de barcos. Por último, Venezuela que supondría un importante peaje político.
Además, las propias empresas de petróleo estadounidenses son las primeras en contra de estos aranceles. El Instituto de Petróleo Americano hacía público cómo estaba trabajando con el gobierno para asegurarse de que el crudo fuera excluido de cualquier arancel.
Otro de los titulares ha sido su eslogan “Drill, baby, drill”, que pretendería aumentar la producción de petróleo estadounidense. Sin embargo, todas las empresas petroleras estadounidenses ya han publicado sus presupuestos para este año y han dicho públicamente que no van a incrementar significativamente la producción. ¿Por qué? Porque, sencillamente, si aumentan la producción bajaría el precio del petróleo. Y no quieren eso. Recordemos, que estas empresas precisan de media de un precio del barril superior a los $67 para que les salga rentable perforar. Esto marca un suelo en el precio del barril. Ningún ejecutivo de ninguna empresa va a perforar a pérdidas o a tomar medidas (como puede ser incrementar la producción) que hagan que el precio del barril disminuya. Nuevamente, vemos una gran discrepancia entre lo que dicen los políticos, y lo que la industria dice que va a hacer (cf. con las políticas europeas de transición energética).
Y mientras tanto, nosotros nos aprovecharemos de dichas ventanas de oportunidad.
Jesús Sánchez León
Asesor de Castañar IF
Trump no es más que otro político de mierda... Si de verdad quisiera bajar los precios de la energía, porque no construye y renueva centrales nucleares? Porque no diversifica la obtención de petróleo con por ejemplo rusia que tiene infinito? Cuanto tiempo y coste tiene poner en marcha nuevas refinerías para cada tipo de petróleo?... En fin los políticos son una maldición que habría que eliminar...